El
otro día apareció con un ojo morado, y con ese respirar agitado que un golpe en
el costado, tras un acto estúpido, deja que te acompañe al menos un par de
días. Yo también he notado ese molesto compañero, por eso apenas le di
importancia, aunque si destaqué su ojo. Aseguró que una pelea el fin de semana
le había dejado ese rastro ineludible. Una pelea, que tuvo que ver con algún
estúpido que pisó un jardín que no era el suyo. Ambos le restamos importancia y
lo dejamos correr.
Algo
semejante sucedía cada semana, cuando no era el ojo, era un labio partido, o
todo tipo de arañazos. Una vida muy ajetreada, supuse. Quizás le quitas hierro
al asunto cuando ves que tu compañero, ese que siempre ha sido un poco cabeza
loca, aparece así día tras día, y jamás se te ocurre asociarlo a nada externo.
Uno
de esos fines de semana en los que él presumía de haber hecho ciento y una
cosas, lo encontré. Iba con su pareja, una chica normal, supongo, apenas reparé
en ellos. Hasta que pasaron a mi lado y él bajó la mirada, avergonzado de todo
aquello. Debe ser cierto eso de que se pilla antes a un mentiroso que a un
cojo, pero bueno, cada cual hace lo que quiere con su vida.
Meses
más tarde se confesó. Había dejado a su pareja, y estuvo al borde del abismo,
pero se sobrepuso.
Muchas
veces no tenemos en cuenta estos caso, en los que alguien sufre, y no importa
si es hombre o mujer, si tiene veinte o sesenta, sólo importa que esa persona
no está siendo feliz, y alguien le impide vivir su vida.
Da
igual que quieras que él o ella estén contigo a toda costa. Lo realmente
importante son las personas, cada uno de nosotros guarda algo que jamás podrá
ser extirpado, el derecho a elegir, y decidir qué es lo mejor.
Puede
que lo hayas visto. Puede que no tenga ningún tipo de secuela física. Pero
puede, que cada whatsapp para controlar donde estás, cada llamada a horas
intempestivas para saber si estás con alguien, te llevan al mismo camino, al de
no tener derecho a decidir.
Quizás
cuando actuemos todos en consecuencia, y eliminemos esas conductas de nuestra
sociedad sea demasiado tarde. Controla tu propia vida.