Seguidores

31.7.13

Decisiones...

Nacemos predestinados a estar con nuestra familia. No podemos elegir quiénes serán. Pero desde el momento de nuestro nacimiento, tenemos la capacidad de elegir.

No es hasta que vamos al colegio cuando empezamos a decidir quién nos acompañará en nuestra vida. En ese momento en el que comenzamos a tomar decisiones. Aunque aún en esos instantes, elegir a nuestros amigos es fácil, tan sólo tenemos que preocuparnos de que quieran jugar con nosotros.

Crecemos y llegamos hasta el instituto, ahí comenzamos a seleccionar a aquellos que realmente son más afines a nosotros. Que nos comprenden y que aceptan cómo somos en realidad.
Puedes elegir bien o mal, te equivocarás, pero esa sensación de haber decidido por ti mismo, es algo que nadie te podrá arrebatar.

Decides quién te acompaña en tu vida, puedes errar, y lamentarte o puedes actuar y levantarte. Podría decir tantas cosas, que necesitaría demasiadas palabras. Llega un momento en el que esas personas que tú has elegido para acompañarte a lo largo del camino, se transforman.

Han dejado de ser esos amigos que un momento escogiste, ahora son la familia que tú has elegido. Son parte de ti, son algo que perdurará en el tiempo. No tendrá importancia si están a unos metros o a cientos de kilómetros. Los tendrás ahí.

Puede que no seas el mejor, probablemente no cambies el mundo, pero aunque no lo sepas, ya has cambiado su mundo. Entraste poco a poco o de golpe, pero te mantuviste ahí cuando el viento soplaba con fuerza, cuando las olas atacaban tu barco. Luchaste junto a ellos contra todo, no los pierdas, porque ahora ellos, también son tu familia.

Y recuerda. Estés donde estés, si cierras los ojos, ellos estarán a tu lado. Nunca te abandonarán. Encuentra tus momentos, encuentra los momentos para compartir a su lado, eso os mantendrá unidos. Y ante todo, no los olvides.

Cicatrices

Una cicatriz es por definición una marca que deja una herida en nuestra piel. Casi todos tenemos alguna, de cuando éramos pequeños, o de alguna operación. Pero además de esas que nos acompañarán toda la vida y han dejado huella en nuestra piel, hay alguna otra, que aunque no se vea, también nos marca para siempre.

Hay heridas que nosotros mismos nos realizamos y que se acaban convirtiendo en cicatrices. Puede que sean las que más duelen, pero, son útiles para recordarnos el largo camino que hemos recorrido y los errores que hemos cometido. También nos recuerda como hemos superado todo, y nos hemos aferrado a lo que fuese necesario para no desistir en nuestro propósito de avanzar.

Queda otro tipo de herida, las que nos hacemos con alguien. Cuando nos lanzamos a la piscina y resulta que no había el suficiente agua. Son bonitas cicatrices, bellos recuerdos de lo que fue o no llego a ser. Es bueno tener cicatrices que te recuerden todo eso. Está bien esbozar una sonrisa de complicidad cuando recuerdas esas cicatrices.

Nunca debes dejar que todas estas heridas que han dejado huella en tu piel te hagan cambiar tu rumbo. Tan sólo puedes permitir que todas estas cicatrices te hagan ser mejor. Disfruta de ellas, recuérdalas, pero jamás vivas de ellas…

26.7.13

¿De qué sirve un beso?

Según el diccionario, un beso, es un toque que se hace a algo o alguien con los labios juntos y separándolos haciendo una pequeña aspiración.

Pero, ciertamente, hay diferentes tipos, el que te da tu madre cuando eres pequeño y ya estás en la cama. Que no sólo simboliza unas buenas noches, sino que te da seguridad, que te protege que eso implica que estarás seguro durante toda la noche.

Los que te da la familia, cuando hace mucho tiempo que no ves, que pueden ser una muestra de afecto e incluso de respeto. Además, ya son una costumbre, y nos vemos obligados a hacerlo.

Esos otros que das a tus amigas cuando las ves, que también, son un acto inútil, que la sociedad ha marcado y establecido como una pauta adecuada para saludar. Y nosotros de buen grado aceptamos. Y dentro de este tipo, hay unos de verdad, de esos que das a tus verdaderas amigas, que van incluidos a un abrazo. Esos si son buenos, y auténticos.

Uno de los últimos tipos es ese que le das a tu pareja. Esos, son los mejores, son los que le das a la persona con la que quieres levantar cada día del resto de tu vida. Esos que le das a ella, esos que te da ella y no cambiarías por nada. Esos besos, que cuando los pierdes, darías todo por volver a recibir uno…

Los últimos, son los que les darás a tus hijos, los que cierran de cierto modo un círculo. Esos besos, harán que ellos se sientan protegidos durante todo el día. Como si uno de esos besos tuviese algún tipo de poder protector.

Al fin y al cabo, a lo largo de nuestra vida, daremos y recibiremos muchos. Pero, ¿significan algo realmente? ¿Volverías a por uno que ya has recibido? Tan sólo tú puedes responder. Pero quizás uno de esos besos, te transportó a algún lugar, te hizo ver que existía la felicidad, te demostró, que había eso, que algunos, todavía llaman amor…

25.7.13

Aún no...

No eres nadie. No has hecho nada. Ni tan siquiera te has esforzado en ser el mejor cada día. Desde que te has levantado has continuado siendo el mismo tipo mediocre de siempre. Eso sí, cuando la ves a ella quieres ser alguien. Mejor dicho, quieres ser ese alguien especial de ella. Pero si tan sólo lo haces por ella, deja ahora mismo de hacerlo. Nunca lo hagas por nadie, salvo por ti. Trata de ser tú mejor yo.


Ella suspira por alguien especial. Pero no debes ser lo que ella quiere, debes ser lo que tú deseas ser. Quizás, si eres todo lo mejor que puedas, algún día, cuando despiertes esos preciosos ojos estarán a tu lado.


Quizás, esa sonrisa, sea un regalo para ti cada día que paséis juntos. Puede que todos y cada uno de esos días, tú y solamente tú, seas el motivo de su sonrisa, o la causa por la que esos ojos brillan durante todo el día.



Sé lo mejor que puedas, y lucha por ella si es lo que quieres, pero nunca hagas que esas lágrimas sean por tu culpa. Si haces algo, que sea hacerla feliz, reír, disfrutar, vivir, besar, amar, pero jamás llorar.

Nubes de tormenta

Sus ojos,  del mismo color que las nubes de tormenta, eran muy grandes. Su sonrisa, casi perfecta, era capaz de iluminar toda una habitación que estuviese a oscuras. Su nariz, pequeña, pero divertida, hacía que el conjunto de su cara fuese muy especial. Su pelo era tan negro como una noche sin estrellas, lo llevaba siempre suelto, y el viento, no perdía la oportunidad de jugar con ello. No era demasiado alta, a pesar de llevar siempre tacones. Su figura esbelta, y aquella belleza y felicidad que radiaba, hacía que fuese imposible no mirarla. Se llama Clara. Y yo, la veo pasar cada día delante de mis ojos. Hace meses que me levanto más temprano cada mañana para poder cruzarme con ella, para mantener nuestras miradas fijas el uno en el otro durante unos segundos…


Pensaréis que estoy enamorado de esa chica, puede ser. Nunca he cruzado dos palabras con ella, pero no lo necesito. Esas miradas que intercambiamos cada mañana de lunes a viernes, de camino a nuestros destinos, son suficientes. Ver esos ojos cada día, que me miran, y hacen que algo dentro de mí, mueva un mecanismo que dibuje una tímida sonrisa, es suficiente. No necesito más que verla cada día. Sentir su perfume cuando ella pasa de largo. Así, ya hace mi mundo un poco mejor.



¿Cuánto necesitas de los demás para ser feliz? ¿Es amor lo que sientes? Yo, no lo sé, ella, me hace sonreír. No puedo pedir nada más, no quiero tener nada más. 

12.7.13

Olvidar

Hace ya tiempo que me juré olvidarte, pero me resultó aún más difícil que encontrarte. Aunque hace ya meses que ni te sueño, ni te pienso, y ya, ni siquiera te siento. No puedo culparte. Llegaste fácil, pero no te fuiste así.

Ahora es cuando algunos podrían llorar, pero es mucho mejor recordar, para no volver a errar. Ya no hace falta que vuelvas. No me interesa. Te fuiste, y ya, te olvidé…

Puede que fueses la llave a algo mejor, pero tan solo fue, un reflejo de lo que podía ser. Reí, sentí y en el fondo… podría decir que viví. Pero ahí termino, aquel espejo ya se rompió. Ya no queda más que la triste realidad. Sin ti, sin una parte de mí…

5.7.13

20

Hace un par de años ya que se perdió para siempre.

Nuestro comienzo fue trepidante. Una noche, un beso, un día… que terminaron en diez maravillosos años.

Una curva en una noche lluviosa de invierno me la quitó. Fue horrible… Era mi mundo. Ahora me dicen que busque otra princesa. La realidad, es que ya tengo una princesa…

Mi princesa, tiene seis años y cada noche cuando la arropo en su cama, me pregunta por su madre. Aún la recuerda, y yo, también lo hago gracias a ella.

No necesito a ninguna otra. Ella ahora es mi vida, el mejor regalo y el vivo recuerdo de su madre. Siempre la querré.

Aún sigo evitando esa carretera para volver a casa, hace dos años y aún no me atrevo a pasar por ahí. Tengo miedo, no puedo fallarle a mi princesita…